Dietas para bajar de peso, la falsa esperanza

Cuando ves o alguien y lo primero que te platica es sobre "La dieta saludable " "Detox para eliminar la grasa" "Rutina para quemar grasa" "Quieres tener el cuerpo que siempre haz sońado?" Te crees, y decides que quieres hacer un cambio.

Decidida a "ser saludable de una vez por todas".

Llega la emoción y le platicas a todos en tu casa que viene el cambio definitivo. "¡Prepárense! Esta ya es la buena. No es una dieta; es un nuevo estilo de vida que será más saludable y por lo tanto, se quedará para siempre."

A lo mejor decides irte a cenar a algún lugar o a comprar por "última vez" esas papas de chile y limón que tanto me gustan, porque, una vez iniciado el nuevo camino, esas papas estarían "fuera del menú" para siempre.

Empiezas súper bien la dieta. Tienes tus menús en formatos bonitos y vistosos, configuras tu app en el celular donde registras tus comidas, haces la lista de compras y armas tus planes de entrenamiento en tu calendario. Eso te hace sentir más segura y tenerlo todo bien organizado.

Sigues todo al pie de la letra. Te levantas muy temprano a hacer ejercicio porque no tendrás tiempo durante el día. Te pasas los domingos cocinando para toda la semana para que no te falte nada ni te de "tentación" comer algo en el trabajo. La pérdida de peso comienza a ser constante y te vas viendo cada vez más "guapa y feliz", además te lo recuerdan tu familia y tus amigos. Te ves en el espejo y ves tu "gorditos" desaparecer. Ves las tallas disminuir: 14... 12... 10. Eres una inspiración para otr@s. Lo estas haciendo muy bien.

De repente, se te empiezan a antojar cosas "no saludables" que no eran parte de este "estilo de vida", pero sabes que puedes controlar los antojos; y sí, lo logras, tu fuerza de voluntad ante todo.

Cuando ya te empiezas a cansar y a aburrir.

¿Qué pasa entre el "todo perfecto" y el "esto ya valió"? Quién sabe. De repente ya no controlas tan bien tus antojos. Comienzas a cansarte más con el ejercicio era difícil de hacer. De repente dejas de ser la estrella del control. Y te repites: "Otra vez fallé."

Y eso no es lo peor, sino que la báscula empieza a aumentar las cifras. Viene el rebote. Ya no te quieres pesar.

"Ya para qué. Y te dices a ti misma ¿Por qué no puedo esforzarme más?, ¿Qué no me importa?"

Ves cómo los kilos aumentan y los elogios disminuyen. Igual y ya no te sientes tan guapa, ni tan feliz. Y entonces, esta sensación otra vez: "no tengo fuerza de voluntad."

Te metes a internet a buscar todos los artículos que te diga cuál es la dieta correcta porque la anterior no era la correcta para tí. Pero, si hay una.

Y así, empiezas el ciclo otra vez. Otro profesional de salud, otra forma de alimentarte, otro "secreto bien guardado".

¿Te suena esta historia?

¿Se parece a algo que has vivido? La única forma de evitar esta falsa esperanza es no hacer una dieta.

Nunca.

Y sí, con "dieta", me refiero a cualquier actividad cuyo progreso se mida con la pérdida de peso (ya sea como única medida de progreso o no).

Y es que esto tiene mucha lógica cuando entendemos que, las personas que hacen una dieta, el 95% recupera su peso. Eso quiere decir que tu historia no es de fracaso... ¡es la norma! Además, hasta 66% de las personas aumentan su peso. ¡Con razón cada vez aumentas más de peso! Con cada dieta, se aumenta un poquito más.

Estos números tienen una explicación lógica.

A nuestro cuerpo no le gustan las dietas. Nuestro cuerpo está hecho para mantenernos vivas, y no entiende si estás reduciendo tu ingesta calórica porque quieres que te queden unos pantalones, vestido o porque tienes que entrar en una categoría del IMC o porque te estás muriendo de hambre. Nuestro cuerpo es increíble, pero no sabe diferenciar eso.

Cuando empiezas a "quemar más calorías de las que consumimos", nuestro cuerpo entra con los mecanismos de defensa: una cantidad de mecanismos de supervivencia que no encajan con la cultura de dietas: empieza a acumular grasa como prevención y disminuye nuestro metabolismo para protegerse. Llamémosles mecanismos salvavidas.

¿La flojera que te daba levantarte a hacer ejercicio? Letargo como mecanismo salvavidas.

¿Los antojos de alimentos altos en calorías? Apetito como mecanismo salvavidas.

Y cuando el cuerpo nos ha salvado (adios a la dieta), se intenta volver a regular recuperando el peso perdido (y a veces más, por si acaso esto vuelve a pasar). Y también lo que ocurre emocionalmente y psicológicamente nos está pasando durante este tiempo, y sí que tiene un impacto importante.

¡Imagína lo que esto le hace a tu cuerpo! Qué trabajo más difícil, ¿no? Claro que el cuerpo se debe cansar, ¿no es cierto? Pues sí... se cansa. El cuerpo se va desgastando.

El estar en un estigma de peso constante y en dietas contribuye a aumentar nuestra carga alostática, que es el efecto acumulativo de los estresores crónicos en el cuerpo (es decir, cuánto se estresa nuestro cuerpo y cuánto se esfuerza por regularlo). Una alta carga alostática es un predictor para enfermedades crónicas, independientemente del tamaño de nuestro cuerpo.

 

En conclusión

¿Esto quiere decir que puedes ser más saludable en el peso que tienes, sin dietas que con dietas? Sí.

Entonces, ¿cómo evitas todo esto? No empieces una dieta.

Y si alguien te dice que "siendo gorda te vas a morir" o que "no hay forma de ser saludable siendo gorda", pregúntale si hay una forma segura (sin resultados que afecten a tu salud física y mental) y eficiente de perder peso y mantenerlo a largo plazo (a más de 5 años) que esté documentada y probada. ¿Te adelanto la respuesta? No existe.

Paola Godínez

Nutrióloga, Coach y Especialista en Alimentación intuitiva.

Ayudo a mujeres a dejar de luchar con los alimentos y con su cuerpo sin dejar de comer para un cuidado placentero y sostenible.

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